Allí donde todo confluye
El Andévalo es un ahora que trasciende para conectar con un pasado marcado por la huella de múltiples pueblos y civilizaciones. Es una vida que se comparte a través de manifestaciones culturales únicas. Aquí el arte adquiere otra dimensión, porque en esta tierra todo parece confluir hasta alcanzar una expresión especial. Su cultura transforma y emociona, se siente y se vive.
Un legado singular
El Andévalo es tierra ancestral, habitada por el ser humano desde que la memoria y el conocimiento se pierden en el tiempo. El Andévalo es tierra que ha visto pasar pueblos y civilizaciones, un espacio en el que dejaron su huella y su impronta fenicios, celtas, romanos o árabes en siglos pasados, pero en el que también tuvo cabida, en épocas más recientes, el legado inglés asociado a las explotaciones mineras.
Nos encontramos ante una tierra en la que siempre se han dado confluencias ligadas a su singularidad fronteriza. No en vano, ha sido frontera entre reinos moros y cristianos, entre señoríos feudales o frontera contemporánea con Portugal. Ha sido, además, frontera entre el norte y el sur de la provincia de Huelva e incluso entre poniente y todo lo que queda a levante.
De todo ello nace un legado cultural rico y diverso. Este se ha plasmado en manifestaciones tan arraigadas y de tanto valor como sus danzas rituales, su musicalidad asociada al flamenco, en especial al fandango, y sus romerías, que marcan el paso temporal al resto de las que jalonan la provincia e incluso toda la región andaluza. Pero también, sus fiestas patronales y las manifestaciones culturales asociadas a la religiosidad que caracterizan a muchas de ellas.
En definitiva, esta tierra nos ofrece un sinfín de tradiciones asociadas a la cultura popular y al saber vivir y compartir de sus gentes, una muestra más de la mezcla singular entre paisaje y paisanaje que en esta comarca aún podemos encontrar.
